Cada vez que vuelvo de una playa,
cada vez que estoy de regreso de los bosques o una terma
converso animadamente medio camino
el resto duermo
y en el sopor escucho a mis compañeros animadamente,
y en el sopor repaso que no caminé con ninguna muchacha de la mano,
que bromeamos, mientras se refrescaban las cervezas a orilla de playa,
al ritmo guitarrero de la carne asada y sublime.
Me gusta bañarme con una fina llovizna atardecida o una bruma.
Siempre repaso que no alcance a hacer mi excursión largamente planificada.
Siempre repaso que me faltaron libros y sobraron las revistas de grandes tiendas.
Al llegar me acuerdo de todas las muertes olvidadas en el paseo,
y casi siempre terminamos repasando las anécdotas de siempre en un bar,
repasando los argumentos de siempre de la no existencia de Dios,
hago círculos y óvalos con la colilla del cigarro en un molusco vacío,
planificamos el próximo paseo
que seguro terminaremos repasando aquí mismo,
nos reímos de mis ocurrencias,
nos reímos como se ríen en la mesa de al lado,
todos alegres, cínicos, enrojecidos, sin estirpe.
O todo es sólo una excusa?
para no llegar a casa a revisar álbumes de fotos,
ni a ducharme largamente hasta entumecerme.
ni a lustrar viejos zapatos espantando nostalgias,
ni a tenderme y escuchar grillos,
y la música clásica de la radio descalibrada.
Quiero fumar yerba y cortarme un poco el pelo.